SE CUMPLEN 50 AÑOS DEL SECUESTRO DEL SACERDOTE OMAR DINELLI EN URDAMPILLETA

Este 23 de noviembre se cumplen 50 años del secuestro del sacerdote Omar Osvaldo Dinelli en la localidad de Urdampilleta, hecho perpetrado por un grupo de militares a bordo de un móvil del Ejército, en el marco de la escalada represiva previa al golpe de Estado de 1976. La detención se produjo de manera pública, a plena luz del día y en medio de la fiesta patronal de Cristo Rey, frente a decenas de vecinos que aún hoy recuerdan el episodio con angustia e indignación.

Omar Dinelli nació el 5 de mayo de 1942 y fue ordenado sacerdote el 6 de mayo de 1965 en Chillar, su pueblo natal, donde celebró su primera misa bajo el lema “Para servir a los hombres, mis hermanos”. Desarrolló su misión pastoral entre 1965 y 1975 en parroquias de Las Flores, Roque Pérez, Sierra Chica, Olavarría y Urdampilleta. Inspirado en la experiencia europea de los “curas obreros”, conjugó el trabajo pastoral con el trabajo manual: fue albañil en barrios periféricos y obrero en las canteras olavarrienses.

Fue miembro del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo desde su creación en 1968 y, a partir de 1970, coordinador de la Regional Sur de Buenos Aires. La defensa del Concilio Vaticano II y la opción pública del movimiento por el “socialismo latinoamericano”, vinculado al peronismo, lo enfrentó con sectores de la Iglesia, la prensa hegemónica y los gobiernos de turno, que construyeron la figura del MSTM como un “elemento subversivo”.

En ese contexto, Dinelli fue vigilado por los servicios de inteligencia de la Policía Bonaerense, como quedó acreditado judicialmente por el Juzgado Federal N°1 de Azul. Su paso por la parroquia Cristo Rey de Urdampilleta, entre abril de 1974 y noviembre de 1975, es recordado como un tiempo de intensa vida comunitaria. En solo 19 meses creó espacios culturales, recreativos y educativos: un movimiento juvenil, una biblioteca, representaciones teatrales, torneos deportivos, campamentos, corsos, además de dar clases de Educación Cívica y Castellano en la escuela secundaria.

El 22 de noviembre de 1975 un grupo de militares ingresó a la parroquia mientras se proyectaba el film El Evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini. Tras varias horas de tensión y resistencia, se retiraron sin concretar la detención. Pero al día siguiente regresaron. El domingo 23, pasado el mediodía, un vehículo del Ejército entró por detrás de la parroquia y sacó a Omar por la fuerza. Sobre ese momento, Dinelli recordaría años después: “El sábado 22 vinieron a la tarde a llevarme por la fuerza y yo me resistí… Por eso vinieron el 23 a la mañana con otros más bestias (…) me dejé encadenar”. El secuestro desató una reacción espontánea del pueblo. La incertidumbre se prolongó durante días.

Dinelli fue alojado en varias cárceles. Sobre ese período, declaró: “En los meses siguientes pasé por las cárceles de Sierra Chica, Devoto y Resistencia donde el mal trato, las torturas y la incomunicación eran lo habitual para los presos políticos”. Recuperó la libertad el 26 de junio de 1976, cumplió prisión domiciliaria en el Seminario de Azul y logró exiliarse en Francia en octubre del mismo año.

Durante su exilio se doctoró en Psicopatología Clínica con una investigación sobre las Madres de Plaza de Mayo y mantuvo un fuerte compromiso con la defensa de los Derechos Humanos, colaborando con Amnistía Internacional y Madres de Plaza de Mayo. Es autor de varios libros y referente internacional en la temática del exilio y la violencia estatal.

Regresó al país solo dos veces: en 1984, cuando el obispo de Azul Emilio Bianchi Di Cárcano le negó reincorporarse, y en 2019, con motivo de la beatificación de los curas riojanos asesinados por la dictadura. En esa ocasión visitó Bolívar y Urdampilleta, reencontrándose con familiares y amigos.

En Urdampilleta su nombre volvió a resonar recién en 2005 gracias a un trabajo del programa “Jóvenes y Memoria” realizado por estudiantes de la EEM 204, que incluyó más de 20 entrevistas, una obra teatral en el Coliseo Español y la plantación de un roble en la plaza local en febrero de 2006. Desde entonces, mantiene comunicación epistolar con vecinos del municipio.

A cinco décadas de su secuestro, la historia de Omar Dinelli sigue siendo una herida abierta pero también un legado de compromiso comunitario, valentía y memoria colectiva. Su vida recuerda que defender la dignidad humana nunca es en vano.

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