SANTINA CEPEDA: “LO MÁS DURO ES IR AL HOSPITAL Y VOLVER SIN MELINA”

El pasado 20 de enero, Melina Cepeda, bolivarense de 39 años, sufrió un accidente automovilístico en la intersección de las rutas provinciales 1 y 14 en La Pampa. Un camión impactó con la Chevrolet Captiva en la que se trasladaban ella, su marido y tres pequeños hijos. Sólo ella sufrió lesiones de importancia y, desde ese día, permanece internada en el Hospital de Santa Rosa. QUÉ PASA EN BOLÍVAR conversó con su hermana, Santina, quien después de muchos días acompañando a Melina y a su familia en Santa Rosa, regresó a Bolívar.
“Está en terapia intensiva, grave, con traqueotomía, no respira por sus propios medios y un poco sedada”, detalló Santina, y añadió que “el problema es que tiene golpes en la cabeza y estamos esperando a que despierte, tiene inflamado el cerebro y eso genera que neurológicamente no esté despertando; está medicada para vaya bajando la inflamación, pero los médicos explican que lleva mucho tiempo y que hay que esperar”. Todos los días, a las 12 del mediodía, sale el parte médico.
Melina está permanentemente supervisada por neurólogos y su hermana destacó el nivel profesional con el que cuenta el Hospital de Santa Rosa, como así también la calidad humana de sus trabajadores.
“Lo que nos dicen médicos y enfermeros es que hay que estimularla, entonces le pongo música, los nenes le graban audios, le pedí a las amigas que le manden audios y se los hacemos escuchar”, expresó Santina, y agradeció el acompañamiento de mucha gente que los abraza y ayuda, ya sea consiguiéndoles un colegio a los nenes como incluyéndolos en actividades deportivas.
Hacía menos de un mes que Melina y su familia se habían mudado a Santa Rosa por razones laborales, por lo que no tienen aún raíces sociales fuertes en el lugar.
Después del accidente del 20 de enero, en el que a juzgar por las imágenes parece milagroso que solo Melina haya sufrido heridas importantes, ya que su pareja y sus hijos están en perfecto estado de salud, dio inicio a un periodo de contención familiar en el que todos aportan su granito de arena. “Los primeros días fueron caóticos, porque Sofi, la beba (de 10 meses), sólo tomaba la teta y apenas algunas comidas, entonces las primeras noches no dormía, se había quedado sin voz de llorar, la llevamos al pediatra y de a poco empezó a tomar la mamadera”, ejemplificó Santina, y graficó: “yo no tengo hijos, y de repente tuve tres”. “Joaquín, de 4 años, dice ‘extraño a mamá’ o ‘quiero ver a mamá’ y lo más duro es irte al hospital y volver sin ella, es todos los días así”, afirmó.
No obstante, el entorno ayuda para que puedan hacer una vida lo más normal posible (por ejemplo Francisco, de 7 años, pudo empezar fútbol) y tanto los niños como la pareja de Melina está con permanente acompañamiento psicológico, algo clave en estos casos.
Santina aseguró que aceptan todo tipo de acciones para manifestar buenos deseos, ya sean cadenas de oración como reiki u otras prácticas, y agradeció a las personas que han colaborado con comida o económicamente, ya que el acompañamiento requiere de muchos gastos.
Por este motivo, desde el Instituto Jesús Sacramentado, donde Santina estudia Escena del Crimen, lanzaron una colecta de alimentos no perecederos, productos de limpieza, pañales e insumos para empezar las clases. Todo se recibe en la sede del IJS.
“El mundo sigue girando mientras a otr@s se nos detiene”, fue la frase que eligió Melina para definir este momento. Al lado de ese mundo hay un montón de gente que, mientras debe continuar en sus respectivos mundos, envía las mejores energías para que ese mundo detenido vuelva a girar como debe ser.