REPUDIO ANTE NUEVOS HECHOS DE VANDALISMO EN LA PLAZA MITRE

Durante el fin de semana se registraron nuevos hechos de vandalismo en la Plaza Mitre, uno de los espacios públicos más concurridos de Bolívar. Según informó la Municipalidad, este lunes por la mañana trabajadores municipales detectaron daños en bancos del sector del skate park, lo que motivó un comunicado oficial expresando preocupación y repudio ante lo sucedido.
“La Dirección de Protección Ciudadana monitorea las cámaras de seguridad de la zona afectada, donde fue destruido mobiliario del skate park”, señalaron desde el Ejecutivo local. Además, se solicitó la colaboración de los vecinos “para el cuidado de estos espacios que son de uso público y disfrutan las familias de la ciudad”.
El intendente Marcos Pisano también se pronunció en sus redes sociales con un mensaje contundente:
“Cuidar la ciudad, una responsabilidad que tenemos que compartir. Trabajamos todos los días para que la ciudad cuente con espacios para disfrutar. En el skate park, una vez más rompieron parte del mobiliario, que insistimos, es de todos”, escribió.
En el mismo posteo, Pisano remarcó la labor cotidiana de los trabajadores municipales y apuntó contra quienes dañan lo que pertenece a toda la comunidad: “Trabajadores municipales mantienen cada uno de los espacios públicos donde los más chicos y las familias comparten sus momentos de recreación. Es muy triste y a la vez repudiable, encontrarnos con hechos de vandalismo que atacan contra algo que es de todos.”
La comuna informó que se está revisando el material captado por las cámaras de vigilancia, y no se descartan acciones legales si se logra identificar a los responsables.

Nuevamente vemos a las autoridades municipales en modo “comentarista urbano”, limitándose a repudiar los ya clásicos actos de vandalismo que siguen ocurriendo en sus propias narices. Y me repito como en otras ocasiones similares: no están ahí para repudiar, sino para evitar que estas cosas sucedan.
El mobiliario de la pista de patinaje, también escenario de grandes mateadas, no pudo haberse roto por un simple descuido o por alguien que se lo llevó por delante. A todas luces, fue víctima de una acción deliberada y persistente. Por la cantidad de elementos dañados, es evidente que se trató del trabajo sistemático de varias personas. Y todo esto, vale subrayarlo una vez más, ocurrió en las barbas de las autoridades municipales y policiales.
Se supone que la zona está vigilada por cámaras: ambas plazas, calles y avenidas cercanas. Entonces, durante el tiempo, seguramente prolongado, que duró esta destrucción, ¿nadie estaba observando lo que pasaba?
Por otro lado, si vamos a calibrar el poder destructivo de las sabandijas que deambulan por nuestras calles, también tenemos que hablar seriamente de la calidad del mobiliario urbano. Porque si todo puede ser destruido con esa facilidad, evidentemente hay un problema de diseño o de materiales. Quizás ya sea hora de repensar cómo se construyen estos elementos y con qué nivel de resistencia, para que no parezcan adornos de mazapán al primer golpe.
En cuanto a la sorprendente solicitud del municipio dirigida a los vecinos —textual— “para el cuidado de estos espacios que son de uso público y disfrutan las familias de la ciudad”, prefiero no calificarla. Pero sería interesante que aclaren cómo se supone que deben hacerlo los “vecinos”. ¿Se espera acaso que asuman las tareas que los numerosos y bien equipados departamentos de seguridad no están cumpliendo?