LITTO NEBBIA VUELVE A BOLÍVAR: “HAY CANCIONES QUE ENCIERRAN UN CÓDIGO SECRETO AFECTIVO”

Litto Nebbia, uno de los fundadores del rock nacional argentino, regresa a Bolívar para presentarse el sábado 21 de junio en una fecha muy esperada por la comunidad musical de la ciudad. En diálogo con QUÉ PASA EN BOLÍVAR, el músico rosarino repasó su trayectoria, su vínculo con el interior del país y reflexionó sobre el paso del tiempo y los cambios en la industria musical.

“Este trabajo muchas veces no lo elegís vos, sino que va saliendo. En muchos lugares del interior hace falta que aparezca alguien con ganas de producir, de llevarte con tu música”, dijo, aludiendo a los vaivenes del oficio. Desde hace 20 años vive en Tigre, en una casona de más de siglo y medio rodeada de árboles y cargada de historia musical: “Tengo 25.000 discos, miles de libros, 30 guitarras. Parece un museo, pero no lo es. Yo vivo ahí, toco con gente, tengo mi programa de radio. Es un museo con vida latente”.

Su vínculo con la música viene desde la infancia, cuando acompañaba a sus padres, músicos bohemios, por pueblos de Santa Fe. “La educación que recibí en casa fue que te dedicás a esto porque lo amás”, recordó , y consideró que esa visión contrasta con lo que observa en la actualidad: “Hay una parte de la juventud que está ensoberbecida por este quilombo de querer ser famosa. Hay gente que no quiere ser músico, quiere ser conocida”.

Consultado sobre si hubiese seguido en la música aun sin haber sido reconocido, fue contundente: “Sin duda. Nunca evalué lo que hago en función de la fama o el lugar que uno tiene. Sé que soy famoso y que he hecho muchas cosas, pero no me creo nada distinto a lo que surge de la dedicación y el amor por hacer música”.

A los 16 años ya había salido de su casa, y su formación —entre Rosario, los discos que coleccionó, y los viajes por el mundo— fue forjando su identidad sonora: “Lo mío es una mezcla, como la de cualquiera. Mis abuelos eran piamonteses y andaluces. Nací en Rosario, recorrí 20 países. Tengo algo del clima ciudadano, del folclore, de la Bossa Nova, del jazz. Pero no porque toque jazz, sino porque es una música que me hace bien. No creo en los géneros, creo en la música real”.

Sobre su visión del panorama musical actual, fue claro: “Lo que más se vende hoy es música muy pasajera, para entretenimiento. Las canciones que perduran son las que encierran un código secreto afectivo que se transmite entre generaciones. Las demás pueden vender mucho una semana y desaparecer”.

En sus presentaciones, Nebbia alterna clásicos como La balsa, Viento de la lluvia o El rey lloró, con canciones más recientes o menos conocidas: “¿Cómo no me van a pedir esas? Pero también canto un montón que no se conocen. No es culpa del público, sino de cómo funciona la industria. Yo saco un disco cada tres meses, a veces triples, y hay gente que tarda meses en escuchar sólo el volumen uno. La gente hoy tiene menos tiempo para lo espiritual. Está más apurada, con mayores preocupaciones materiales”.

El recital del sábado 21 promete un recorrido íntimo y profundo por su obra: “Voy a tocar hora y media como mínimo. Cantaré cuatro o cinco de las recontra conocidas, y una docena que no. Y voy a contar cuándo las escribí, por qué, qué sentía. Cada canción tiene una razón sensible de ser. Ese es el plus del vivo: que además de cantar, uno puede compartir eso con el público”.

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