ES LEY: ITALIA RESTRINGE SU CIUDADANÍA Y COMPLICA A MILES DE DESCENDIENTES ARGENTINOS

Ayer martes, la Cámara de Diputados de Italia convirtió en ley el decreto impulsado por la primera ministra Giorgia Meloni que modifica profundamente el acceso a la ciudadanía italiana por descendencia. Con 137 votos a favor y 83 en contra, quedó limitado el alcance del ius sanguinis (derecho de sangre), que hasta ahora permitía que bisnietos o incluso tataranietos de italianos reclamaran la ciudadanía. A partir de la nueva normativa, solo podrán trasladarla padres o abuelos nacidos en Italia.
La medida fue presentada como una forma de “responsabilizar” el acceso a la ciudadanía y de fortalecer el vínculo cultural y cívico con Italia. El canciller Antonio Tajani, uno de sus principales defensores, expresó que “la ciudadanía debe ser un reconocimiento serio y consciente” y que la reforma “no excluye, sino que propone criterios más selectivos y transparentes”.
Aunque la presidenta Meloni aún debe rubricar la norma, su entrada en vigencia es inminente. La ley tendrá un fuerte impacto en América del Sur, particularmente en Argentina, donde se estima que entre 40.000 y 60.000 solicitudes de ciudadanía están en curso, la mayoría de bisnietos de italianos.
El decreto contempla un corte temporal: se reconocerán únicamente las solicitudes presentadas hasta las 23.59 del 27 de marzo de 2025 (hora de Roma). Los turnos asignados o las nuevas presentaciones posteriores a esa fecha quedarán alcanzados por la nueva ley.
Además de restringir el número de generaciones que pueden acceder a la ciudadanía, la normativa redefine la interpretación del artículo 12 de la Ley 555 de 1912. Ahora, si un ciudadano italiano se naturalizó en otro país mientras su hijo era menor de edad, este último pierde el derecho automático a la ciudadanía italiana. Esta reinterpretación afecta especialmente a los descendientes de italianos que emigraron a países como Argentina o Brasil a comienzos del siglo XX.
Para los solicitantes, el cambio representa una nueva exigencia: comprobar que el antepasado italiano no se naturalizó antes de que su hijo alcanzara la mayoría de edad. En Argentina, esta verificación se realiza a través de la Cámara Nacional Electoral, que emite certificados con el historial de naturalización de ciudadanos extranjeros.
La documentación será clave para avanzar con el trámite. Además del certificado oficial, también se recomienda revisar archivos históricos, registros migratorios y actas civiles (matrimonio, defunción) que puedan aportar datos sobre el estatus legal del antepasado.
Con este nuevo escenario, miles de personas que aspiraban a obtener la ciudadanía italiana deberán revisar sus antecedentes familiares con mayor precisión. En los casos en que el linaje haya quedado interrumpido por las nuevas condiciones, deberán explorar otras alternativas para residir o trabajar en Europa.