INSEGURIDAD EN EL CENTRO CIVICO: ALGO HAY QUE HACER

OPINA: Oscar Bissio

Cuando se imagina cómo será Bolívar en el mediano plazo en cuanto a inseguridad basta con observar la Olavarría del presente, y para aplicar idéntico ejercicio con la ciudad del cemento, es suficiente con ver el conurbano y la CABA de hoy.

La clave es detectar a tiempo las nuevas mecánicas contravencionales y delictivas para que no tomen por sorpresa a las autoridades. Y no se naturalicen.

Por caso, los robos de motos aún se dan sin agresiones manifiestas, pero se debe pensar que no falta mucho para que se concreten con violencia y a través de una mano armada.

Tampoco hay violencia en los delitos contra la propiedad, por eso son denominados escruches, pero es preocupante que este tipo de delito incorpore finalmente esa misma furia que se ve en la televisión.

Es hora de repensar el panorama. El gobierno municipal y los concejales, sin ser responsables directos de estas realidades, sí tienen la obligación de expresarse y anticiparse a un distópico mañana. La provincia de Buenos Aires y su policía también, y fundamentalmente, al ser los encargados legales en estas cuestiones.

El intendente tiene que movilizar a todos. Convocar a una cumbre donde estén representados todos estos sectores, y lograr construir un nuevo escenario de trabajo.

En los últimos meses el Centro Cívico ha sido el plató elegido por algunos trasnochados para ejercer la violencia al blandir de las armas blancas, de agresiones físicas a transeúntes, y de escopetazos para dirimir conflictos vecinales. Hasta los animales han sido víctimas.

Si no se hace nada, si no hay cumbre y se baraja de nuevo, todo se agravará. Es inexorable, tal como se refleja y explica en el párrafo inicial.

Desde la Intendencia, en conjunto con la Cooperativa Eléctrica que ya cuenta con objetivos cumplidos en este sentido, se debe lograr una moderna e intensa iluminación del palacio municipal y de las plazas céntricas que como reconocimiento se admite que constituyen un éxito social. Qué este logro no se manche con la violencia que crece.
Se han tomado algunas medidas tras los citados episodios pero no alcanzan. El patrullero sobre la vereda de la Municipalidad sirve mucho menos que una ronda o caminata policial alrededor de las plazas.

Y debe ajustarse el trabajo del Centro de Monitoreo, pues hasta ahora no ha cumplido su razón de existir. No ha prevenido ni resuelto casi nada. Su trabajo tiene que coincidir con la flagrancia del hecho, del delito o la contravención. Y la Guardia Urbana, criticada pero necesaria, capacitarse más para estar a la altura.

Hay tiempo. Es cuestión de hacer algo.

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