HCD: MANSILLA LE PIDIÓ A SUS PARES LIBERTARIOS “NO NOS TOMEN POR TONTOS” Y ALOMAR LE DIJO QUE “GENERA VIOLENCIA”

Fotos: gentileza de Nico Méndez
Para los que dicen que siempre son aburridas, la sesión del jueves pasado sigue dejando tela para cortar. Una temática de índole nacional (aunque obviamente con repercusión en lo local) fue, quizás, lo que más enardeció los ánimos en el Concejo Deliberante bolivarense: la compleja situación del Hospital Garrahan.
De Marco (LLA) dijo que “no es un vaciamiento” sino una “reorganización”, y eso generó la reacción de Mansilla (UXP), que lanzó dardos de todo tipo hacia los ediles de La Libertad Avanza. También se prendieron en el debate los concejales de Juntos, que, además de acompañar el reclamo por el Garrahan, aprovecharon para pedir que también se haga foco en el Hospital Capredoni.
El reclamo del Garrahan se centra en la caída del presupuesto destinado al principal hospital pediátrico del país y el deterioro de los salarios de los trabajadores, así como la designación de nuevas autoridades en la gestión hospitalaria. Incluso, para este jueves se espera un nuevo paro, aunque desde el Ministerio de Salud adviertan que se está incumpliendo con la conciliación obligatoria.
Flavio “Toto” De Marco recordó que en su momento habían salido a apoyar a los trabajadores de AFIP incluso contra las decisiones del gobierno nacional, pero expresó que esta vez no iban a acompañar el pedido “por una cuestión de interpretación”. Enseguida, Daniela Roldán (UXP) pidió la palabra para recordar que Milei dijo que era “el topo que viene a destruir el estado desde adentro”. A continuación, Mónica Ochoa (UXP) contradijo a De Marco y aseguró que la situación se trata de “un desmantelamiento”. A eso, De Marco respondió irónicamente: “en los bolsos de López, sabe qué hospitales habría”, le dijo al presidente Canepare.
En el medio, Luciano Carballo (Juntos) expresó el acompañamiento del bloque al pedido de UXP y aprovechó para mostrar una imagen del Hospital Capredoni, donde se ve la frase: “los profesionales de la salud, en lucha por el retraso salarial en el municipio de Bolívar”.
Y llegó el turno de Hernán Mansilla, concejal reconocido por ser uno de los que más condimento le pone a las sesiones, con su estilo coloquial y directo a la hora de expresarse. Después de tratar a La Libertad Avanza como un “partido vecinal”, espetó: “que nos tomen de tontos nuestro compañeros que viven en Bolívar y vienen a sentarse a la banca con nosotros… si se subieron a un barco que no es el de ustedes, subanse callados, pero no nos vengan a decir a nosotros que las cosas están bien, porque ustedes son los que las están desarreglando”. Mientras, recordó que desde el bloque libertario pidieron informes sobre obras que corresponden a Vialidad Nacional (como la colectora de la ruta 226), siendo uno de los organismos que Milei cerró en los últimos días. “Se viene una campaña, ¿qué van a hacer? ¿van a decir que son un partido vecinalista de Bolívar y que los problemas son de Buenos Aires?”, preguntó, para luego explayarse en el tema Vialidad, aunque el origen del debate era otro, al que sobre el final volvió: “no vengan a mentirnos, si quieren hacerle creer a la ciudadanía que esto va bien, háganlo, pero no digan que no están recortando en el Garrahan, ¿o la gente protesta porque les gusta tomar frío?
Toda la alocución de Mansilla fue mirando a De Marco, aunque este, posicionado una fila adelante, sólo miraba hacia el frente. Eso motivó la bronca de Ariel Alomar (LLA) que, hablándole a Canepare, dijo que “la falta de respeto de parte del concejal (por Mansilla), de mirarnos a la cara cuando tiene que mirar para adelante, eso propicia violencia, que no la vamos a aceptar” y afirmó: “no miremos el Garrahan, miremos lo que pasa en el hospital de Bolívar”.
Luego continuó el debate, con el nivel de verborragia en baja, hasta que finalmente el expediente, que tenía como objetivo “expresar preocupación sobre el vaciamiento presupuestario del Hospital Garrahan”, fue aprobado por mayoría de votos, con 14 a favor (todos los de UXP y los de Juntos) y 2 en contra (los de La Libertad Avanza).
Retomo un concepto —una comparación, si se quiere— que ya volqué en comentario de una nota anterior: el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y la retomo porque, en mi caso, “mi piedra” es seguir las sesiones de nuestro “honorable”.
No voy a detenerme en las virtudes de este proto-Congreso, esta suerte de “sala de cinco” del jardín institucional que es nuestro Concejo Deliberante. Prefiero centrarme en una actitud particular del oficialismo en el recinto: esa costumbre de menospreciar a otra fuerza política tildándola de “vecinal”.
Reflexionaba al respecto, y de pronto entendí que, en realidad, tiene todo el sentido del mundo. Es perfectamente coherente ese desprecio, porque muchos concejales han olvidado —o eligen olvidar— que están ahí para tratar justamente los asuntos “vecinales”. Embriagados por una fantasía de pertenencia a esferas más elevadas, se perciben a sí mismos como legisladores de vuelo nacional, cuando lo cierto es que lo verdaderamente importante —lo local, lo cotidiano, lo del vecino de a pie— les resulta menor, sin prestigio, carente de ese “peso específico” que creen merecer.
Pero hay más. Y es ahí donde la amnesia política se vuelve más grosera. El peronismo, con todas sus variantes semánticas, fue durante años en Bolívar un partido vecinalista. En la historia democrática reciente, su electorado fue insuficiente para alcanzar la Intendencia, salvo en alguna ocasión aislada que apenas logró salvar los trapos. Me atrevo a decir que, desde la época de Reina, el peronismo no volvió a ganar. Bali llegó de la mano de un experimento sureño, una criatura política parida en la Patagonia que fue, curiosamente, confundida con peronismo por sus seguidores justicialistas.
El experimento, como un caballo de Troya contemporáneo, cruzó la General Paz y, desde sus entrañas, mientras los viejos militantes dormían con una foto de Perón y Evita en la mesa de luz, descendió una tropa de conjurados dispuesta a tomar el control del país… y de sus arcas.
Hoy no hay peronistas gobernando. Y los que quedan son apenas pasajeros, esperando su turno para subirse al próximo caballo que cruce la General Paz.