¿ESTÁ BIEN O ESTÁ MAL QUE SE COBRE ENTRADA PARA ME ENCANTA BOLÍVAR 2025?

La Municipalidad confirmó el viernes pasado que el festival mayor del distrito este año tendrá una entrada con costo, ya no será de entrada libre y gratuita. Esa información fue, principalmente en las redes, más pesada, incluso, que el anuncio de Q’ Lokura, una de las bandas del momento, como show principal de la noche del domingo 2 de marzo. Pero, más allá de la intempestiva necesidad que solemos tener de expresas nuestras opiniones en redes, es un ítem importante para analizar en frío, cuando la espuma ya ha bajado.

Si bien en otros tiempos (no tan lejanos) se cobraban las sillas para asistir al festival, hay quienes resaltan que es la primera vez que ocurre que todo aquel que quiera ver el espectáculo deberá abonar un monto. Un monto que a todas luces es “para cubrir los costos”: $ 5000 pesos las entradas anticipadas y $ 8000 si se compran después del 25 de febrero e incluso en puerta. Ningún recital de alguna banda de mediano renombre tiene menos de 5 cifras en el valor de su ticket. Claro que cuando un evento es público, es condición sine qua non pensar en todos los bolsillos, y ante una familia numerosa de, supongamos, 8 integrantes, esos $ 40000 pesos totales podrían ser un gasto representativo.

Además, también hay otra cuestión a evaluar: ¿Qué costo, entre alquiler e instalación de vallas y personal de seguridad, representa tener que delimitar un área de acceso restringido? El Parque Las Acollaradas, en ese sector que está detrás (o delante, según desde donde se lo mire) del Natatorio Municipal, tiene una extensión considerable, que podría suponer, tranquilamente, una línea de vallado de medio kilómetro o más. ¿Vale la pena el costo político de una medida tan antipática si ni siquiera repercutiría en un beneficio económico para el municipio?

Respecto de eso, hay que decir que el Intendente Pisano y su equipo de gestión no especularon con el hecho de que sea un año electoral y decidieron que cobrar entrada era lo que había que hacer, aunque suene feo y encuentre detractores. Eso es valorable.

No obstante, en una opinión absolutamente personal y pasible de estar equivocada, creo que faltó “una vuelta de tuerca”. Podrían haber optado por una modalidad mixta, donde, por ejemplo, se cobre entrada a partir de cierta hora, como ocurre con los lugares de esparcimiento nocturno, que muchas veces liberan la entrada hasta las 2 o 3 de la mañana, asumiendo que recuperan esa pérdida con el consumo en el local.

Si cada noche de festival está previsto que comience a las 19 o 19:30 horas (como ocurrió años anteriores), se podría liberar el acceso hasta las 20:30, a fin de que quien quiera ingresa de manera gratuita, pueda hacerlo. Algo que, desde mi punto de vista, traería aparejado unos cuantos beneficios, a saber: quienes accedan al predio temprano, muy probablemente, cenarían en el lugar, dándole más movimiento aún al sector gastronómico; tendrían más tiempo para recorrer el paseo de artesanos y manualistas; y, principalmente, le darían la posibilidad a los artistas locales (que tanto se preparan para este evento) de tocar ante un buen marco de público, evitando así esos pálidos paisajes de otros años, en los que los primeros artistas actuaban para un predio casi vacío.

De cualquier modo, el hecho de cobrar la entrada, si bien para muchos es el aniquilamiento inmediato del mote de “popular” para la gran fiesta de la ciudad, para otros es una situación para celebrar. Porque también están quienes creen que “nada es gratis”, porque lo “gratuito” se paga con dinero del erario público, ya sea del orden nacional, provincial o local. Son esas personas, entonces, las que festejan que se cobre por el show.

Y además, no hay que dejar de pensar en lo que podría haber sido otro escenario. Sin demasiado dinero para invertir en el festival y sin la opción de cobrar una entrada, la decisión podría haber sido: a) no hacer este año el Me Encanta Bolívar; b) hacerlo, pero sólo con artistas locales; c) hacerlo con artistas locales y algún otro artista de bajo costo, a riesgo de que decaiga el poder de convocatoria.

Estoy seguro de que cualquiera de esas tres opciones también hubieran recibido críticas: a) se pierde un evento tradicional de Bolívar; b y c) menor afluencia de público implica que trabaje menos el sector de artesanos y gastronómicos.

No pretendo en estas líneas verter una opinión definitiva respecto a si está bien o está mal cobrar la entrada. Con la única conclusión que me quedo es que, de cualquier modo que se hubiera resuelto la situación, las críticas, las voces a favor y en contra, habrían aparecido igual.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *