CALLES DE BOLÍVAR: ¿A QUÉ HECHO HISTÓRICO RECUERDA LA AVENIDA 3 DE FEBRERO?
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En nuestra ciudad, la Avenida 3 de Febrero es la continuación de Fabrés García, surge en la intersección con las Avenidas Lavalle y Calfucurá y se extiende bajo la misma denominación hasta la Ruta 65, atravesando no sólo la planta urbana sino también la sección quintas.
Cuando en 1878 se numeraron las calles de Bolívar, la actual 3 de Febrero llevó en toda su extensión el nombre de Calle 34 y también fue llamada Circunvalación, porque, según narra el Profesor Hernán Greco en el trabajo bibliográfico que tantas veces hemos citado, “esta calle era una de las que se utilizaban para el ingreso y egreso al pueblo. Es probable que las cuatro calles que circunvalan al ejido de San Carlos hayan sido designadas en un primer momento con este nombre. Sin embargo, en ese entonces, el ingreso habitual al pueblo de San Carlos se hacía por avenida 3 de febrero”.
PERO… ¿POR QUÉ SE LLAMA 3 DE FEBRERO?
La Batalla de Caseros, librada el 3 de febrero de 1852, marcó un punto decisivo en la historia de Argentina y América del Sur. Este enfrentamiento tuvo lugar en las inmediaciones del actual partido de Tres de Febrero, en la provincia de Buenos Aires, y enfrentó al ejército del gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, contra las tropas del gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza.
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Rosas había sido el hombre fuerte de la Confederación Argentina durante más de dos décadas, gobernando con mano dura y concentrando un poder casi absoluto. Bajo su mando, Buenos Aires se consolidó como la provincia más poderosa y económicamente próspera del país, pero sus políticas autoritarias y su férrea oposición a la organización nacional generaron el descontento en varias provincias y sectores sociales, lo que finalmente culminó en la rebelión de Urquiza.
Justo José de Urquiza, aliado y luego opositor de Rosas, lideraba las fuerzas del Ejército Grande, una coalición formada por tropas de las provincias del litoral, unidades del Uruguay y tropas brasileñas. Este ejército, mucho más numeroso que el de Rosas, avanzó hacia Buenos Aires con el objetivo de terminar con su hegemonía y promover una organización constitucional para el país, que Rosas venía postergando.
La batalla comenzó en la madrugada del 3 de febrero y se extendió durante gran parte del día. A pesar de la experiencia y disciplina del ejército de Rosas, las tropas de Urquiza, mejor armadas y con una gran superioridad numérica, lograron desbordar las defensas rosistas. Rosas, quien había comandado a sus hombres desde el campo de batalla, fue derrotado y obligado a huir hacia la ciudad de Buenos Aires, donde renunció a su cargo y se refugió en la embajada británica.
Tras su derrota, Rosas partió hacia el exilio en Inglaterra, donde vivió hasta su muerte en 1877. La caída de Rosas abrió una nueva etapa en la historia argentina. Urquiza asumió el liderazgo y convocó a un Congreso Constituyente, que en 1853 aprobó la Constitución Nacional, un paso fundamental hacia la organización del país como una república federal.
La batalla no solo significó el fin del gobierno de Rosas, sino también el inicio de un proceso de reorganización política y económica en Argentina. Bajo el liderazgo de Urquiza, las provincias comenzaron a integrar un sistema federal, donde Buenos Aires ya no tendría el control exclusivo de los recursos nacionales, aunque la provincia se mantuvo separada del resto de la Confederación durante varios años.