CRÓNICA DE UNA NOCHE DE MUSEOS, HISTORIAS Y BUENOS MOMENTOS

Anoche salí a recorrer “La noche de los museos e historia”, tarde, casi a las 21:30, pero cometí el gran acierto de postergar un rato la cena y no perderme este evento. Está claro que, con 90 minutos de plazo, porque a las 23 cerraban las últimas muestras, tuve que realizar una selección, caprichosa, equivocada, injusta, pero necesaria.
Así es que voy a empezar pidiéndole disculpas a la Sociedad Rural, La Cultural, Biblioteca Alcira Cabrera, Biblioteca Rivadavia, Dirección de Turismo, Cámara Comercial, Escuela de Artística “Santos Vega”, Museo Gastón Pando, Escuela Técnica, Sociedad Italiana y Parroquia San Carlos Borromeo, porque no pude ir a ver esas muestras que, sin dudas, deben haber estado muy buenas y muy bien preparadas.
Quiero detenerme en eso, la preparación. Es emocionante ver con qué dedicación fueron preparadas esas muestras, algunas más complejas y otras más simples, pero en todas se notó el compromiso y las ganas de aprovechar la posibilidad. Porque para muchas instituciones fue una gran posibilidad ésta de recibir a gente que habitualmente no los visita.
El recorrido empezó por Casa Balear, porque me habían dicho que hacen buenas tortas y cosas dulces. No, mentira. Fui por ahí para conocer un poco de la cultura y las regiones insulares de España. Allí, me recibieron muy bien, me ofrecieron ensaimada, obviamente acepté haciéndome el vergonzoso y me contaron un poco de esa historia.
Luego seguí para Casa Negra, uno de esos lugares que deberían tener el cartel de “satisfacción garantizada” que traían los productos de Sprayette (¡qué antigüedad!). Ahí había verdaderamente de todo, esculturas, pinturas, libros y, recontra obviamente, música. Hernán Caraballo, Diego Peris, Maia Acosta, el anfitrión Leo Curuchet y muchos más, le ponían canciones a la noche. Me hubiese quedado ahí hasta que me echaran, pero había que seguir el recorrido.


Así es que enfilé para el Museo Florentino Ameghino, porque Roberto Godoy me había invitado a conocer su pulpería, o la de Salinas Grandes, o la del Museo, porque no sé si le van a permitir a Roberto que se lleve de vuelta a su casa todo eso. Ahí tuve que convencerlo a Godoy, porque no es de hablar mucho, pero al final me contó con lujos y detalles todo lo que había en la pulpería, completísima por donde se la mire.
Después de rechazar una empanada, porque me ganó la vergüenza. No, mentira, porque no me daban los tiempos como para ponerme a comer de nuevo, seguí camino hacia el CEPEAC, porque me generaba intriga el nombre de la muestra: “La formación profesional a través del tiempo”. Ahí, su director Mauro Pérez me contó cómo surgió la iniciativa e hizo un poco de historia de esa icónica esquina de Sarmiento y Arenales.


Y para finalizar la vuelta, pasé por la muestra de la Agrupación Castellana Leonesa. Y digo “pasé” porque me quedó la sensación que fue una pasada nomás. La verdad que la muestra estaba buenísima y ameritaba pasar un buen tiempo ahí, mucho más del que tenía disponible. Historias bien contadas, con muchos detalles, familias tradicionales de Bolívar y la zona representadas en prolijos atriles… verdaderamente un lujo.
Y así cerré la mini recorrida por “La noche de los museos e historia”. Un evento que, si vos te lo perdiste, te digo que es imperdible. Vuelvo a pedir disculpas a la Sociedad Rural, La Cultural, Biblioteca Alcira Cabrera, Biblioteca Rivadavia, Dirección de Turismo, Cámara Comercial, Escuela de Artística “Santos Vega”, Museo Gastón Pando, Escuela Técnica, Sociedad Italiana y Parroquia San Carlos Borromeo, porque no pude ir a ver esas muestras. Pero iré el año próximo, porque siempre creo que lo que está bien hecho, se tiene que repetir.
Felicitaciones a todos los que trabajaron en esto.